domingo, 11 de julio de 2010


El Tarot es un sistema simbólico que costa de 78 cartas: 22 Arcanos Mayores y 56 Arcanos Menores. Se trata de la cadena ininterrumpida de transmisión de sabiduría ancestral transferida de maestro a discípulo, primero de manera oral, luego escrita. Así nos ha llegado como portador de los misterios de Dios, de la vida humana y del cosmos.
Fundamentalmente fue concebido, en escuelas iniciáticas, como un método para transmitir el conocimiento de la relación del hombre con Dios y con el universo. Pero, dado que interpreta las leyes que rigen dicha relación, ha sido empleado por cientos de años para conocer pasado, presente y futuro, siendo éste un uso posterior.

Los 22 Arcanos Mayores representan principios universales, estados de evolución, situaciones características de la existencia humana a lo largo de toda su evolución. Esto incluye, tanto los valores más elevados del hombre, como los aspectos más sombríos de la personalidad. Presentan personajes y claves como La Emperatriz, El Emperador, La Muerte, La torre, El Diablo, La Luna, El Sol, etc.

Los 56 Arcanos Menores se relacionan con los acontecimientos del día a día, aspectos más puntuales de la vida. Ellos son las cartas de bastos, oros, espadas y copas. Incluyen las 40 cartas popularizadas en la baraja española, más 8,9 y 10 d cada serie y las cuatro reinas (un total de 16 cartas más) En este nivel de nuestro trabajo no vamos a profundizar en los Arcanos menores, pero sí es posible desarrollar un estudio de estos arcanos más adelante.

A todas estas, quizá te preguntarás que significa la palabra "Arcano"... Es del sánscrito, sinónimo de secreto, recóndito. Y es que cada carta el Tarot representa una verdad secreta, oculta en la imagen, sugerida por los símbolos.

Origen del Tarot
No hay pruebas concluyentes acerca del origen del Tarot. Muchos investigadores proclaman su origen egipcio y aseguran que es vestigio del Libro de Thot, (dios egipcio de la magia, las ciencias y la matemática, conocedor del pasado, presente y futuro) Esta teoría ha sido muy difundida, pero los Tarots Egipcios que conocemos no son ilustraciones antiguas, como muchos creen, sino creaciones de autores modernos.

Emilio Salas le asigna al Tarot una relación directa con la cábala. En El Gran Libro del Tarot (Robin Boock, Barcelona, 1992) destaca el término hebreo "nabi" (en español "profecía"), del cual se deriva la palabra naipe. Por su parte, Paul Foster Case, ocultista e investigador cuyo Tarot es empleado por la escuela hermética B.O.T.A. (Builders of the Aditum), indica que sobre el año 1200 d. C., tras la destrucción de Alejandría, adeptos ocultistas de todo el mundo (sabios, astrólogos, místicos) se reunieron en la ciudad de Fez, Marruecos. Debido a la barrera del idioma, adoptaron un sistema basado en ideas primordiales comunes a judíos, cirios, tibetanos e indios, que representaron en claves pictográficas. Estas claves fueron conocidas como "arcanos" (secretos), dando origen al Tarot.

La primera referencia escrita acerca del Tarot en Europa, es un manuscrito sienés (Trattato de governo della familia di Pipozzo) de 1299, donde se menciona la existencia de los "naibis", y recomienda a los caballeros abstenerse de jugar a las cartas. No se ha encontrado ningún documento anterior como prueba científica de la existencia del Tarot.

Lo que sí es un acuerdo común es que el Tarot proviene de maestros espirituales que "guardaron" en las imágenes simbólicas sus conocimientos herméticos. En las escuelas esotéricas y herméticas de occidente, las "claves" del Tarot han servido como vías de autoconocimiento y ascenso espiritual, ya sea a través de la meditación en ellas o mediante el estudio de sus mensajes y relaciones.

Gareth Knight, un estudioso del Tarot, en el portal del Círculo Dorado afirma: "La tradición de los misterios occidentales toma sus fuentes principales de la sabiduría de las culturas que se asentaron alrededor del Mediterráneo, Europa y medio Oriente. De esta manera obtenemos una fusión de las tradiciones Egipcia, Griega, Celta, Nórdica, Musulmana, Judía y Cristiana".
Cada una de éstas es en sí misma un camino hacia el autoconocimiento.

Mediumnidad


MEDIUMNIDAD
Capacidad de establecer comunicación, en estado de trance, con entes supuestamente inmateriales, que a veces va acompañada de fenómenos físicos paranormales. La mediumnidad es una práctica antigua y universal que se realiza con el fin de comulgar con lo divino, profetizar, comunicarse con los espíritus de los muertos, ejecutar hazañas paranormales y canalizar la fuerza vital universal con el objeto de curar.
A los médiums se les ha conocido por denominaciones tan diversas como oráculos, adivinos, hechiceros, brujos, curanderos, ensalmadores, shamanes, videntes, místicos, sacerdotes, zahoríes, profetas y canal izadores.
La mediumnidad puede corresponder a dos grandes categorías: la mental y la física. En la mental, el médium se comunica a través de la visión interior, la clariaudiencia, y la escritura y el habla automáticas. La mediumnidad física se caracteriza por toques, apariciones, levitaciones y el movimiento de objetos y otros fenómenos paranormales. Los médiums de ambas categorías se comunican con los espíritus por intermedio de uno o más entes denominados "controles" (o espíritus guías), que por lo general permanecen constantemente con el médium. Entre los parapsicólogos prevalece la teoría de que los controles no son espíritus externos, sino aspectos secundarios de la personalidad del médium que se exteriorizan. Sin embargo, los creyentes aceptan la existencia de los espíritus.
El don de la mediumnidad se manifiesta a edad temprana, cuando el niño percibe el mundo oculto. Especialmente en Occidente, esta capacidad puede ser reprimida por los adultos que mantienen una actitud desaprobatoria. Pero la mediumnidad puede manifestarse a cualquier edad, pudiendo ser desencadenada por traumatismos como un golpe en la cabeza, por una intensa experiencia emocional, una experiencia al borde de la muerte o un dolor profundo. En el Occidente contemporáneo la mediumnidad es el sello del espiritualismo, y trata básicamente de la comunicación con los muertos. Antes del desarrollo del espiritualismo a nediados del siglo XIX, los mesmeristas habían descubierto que algunos sujetos, al ser "magnetizados" o hipnotizados, parecían caer bajo el control de los espíritus y comunicaban mensajes "desde el más allá".
A medida que el espiritualismo se difundía, comenzó a atraer hacia la mediumnidad principalmente a las amas de casa, no necesariamente porque las mujeres tuviesen una mayor predisposición hacia la mediumnidad, sino por el alivio que representaba en sus estrechas existencias. La mediumnidad atrajo la atención sobre estas mujeres y, lo que es más importante, les dio libertad tanto para viajar como para el escandaloso comportamiento "provocado" por los espíritus. Desde los años 50 hasta los 70 del siglo pasado, período de mayor auge del espiritualismo, las amas de casa comenzaron a organizar tardes de té que se convertían en sesiones caseras para sus amigas. Las asistentes, a su vez, descubrían sus supuestos talentos de médiums. De hecho, la mediumnidad parecía ser cosa hereditaria, pues en muchas familias todas las mujeres parecían compartir el don. Debido a las críticas de la prensa contra las médiums por corromper su feminidad con esas prácticas, muchas de ellas evitaban la publicidad y se conformaban con el pequeño pasatiempo social que significaba. Otras, en cambio, se hicieron profesionales, anunciándose y cobrando por sus actuaciones. Los médiums que se lanzaron a dar conferencias en diversas instituciones y a deleitar y sorprender al público con el histrionismo de sus profundas voces de estado de trance, siempre fueron mayormente mujeres. Cora Richmond, famosa en ambas riberas del Atlántico, dictaba "conferencias en trance". El público seleccionaba un jurado (generalmente integrado por hombres) que elegía el tema de la disertación, casi siempre sobre ciencias o sobre algún tema "masculino". Entonces la señora Richmond caía en trance y dictaba de inmediato una conferencia "espiritual" sobre el tema escogido. La audiencia quedaba invariablemente impresionada, aunque los escépticos sostenían que las charlas eran insulsas, monótonas y predictibles.
Otras médiums femeninas eran más espectaculares, afirmando estar poseídas por espíritus masculinos que las "obligaban" a blasfemar y a beber whisky a pico de botella. En los Estados Unidos, dos médiums femeninas se entraron a dar puñetazos en el escenario porque sus controles se odiaban. Semejantes histrionismos tanto asombraban como divertían a los espectadores de ambos sexos.
La mediumnidad espiritualista tuvo también su costado de liberación sexual. Médiums y clientes disfrutaban por igual del contacto físico al tocarse las manos, rodillas, piernas y pies, y de besar y acariciar las materializaciones "espirituales".
Algunas médiums iniciaban relaciones amorosas a sugerencia de sus espíritus. Las que daban a luz hijos ilegítimos decían a veces que sus niños eran 'bebés de los espíritus', resultado del aparejamiento con sus controles. Otras decían que sus controles les ordenaban que se divorciaran, y que aconsejaran a otras mujeres que hicieran lo mismo.
A pesar de la fama, la notoriedad y la libertad, pocas veces la mediumnidad condujo a la riqueza. Algunos médiums afortunados, como Daniel Dunglas Home, atrajeron a ricos benefactores. En los Estados Unidos, una médium normal ganaba cinco dólares por una función nocturna fuera de su casa, y un dólar la hora en su casa. Las mujeres médiums se quejaban amargamente de sus bajos ingresos. El ostracismo era otro de los riesgos que corrían. A pesar de la adulación de sus clientes, muchas mujeres convertidas en médiums se vieron rechazadas por familiares y amigos que no aprobaban su comportamiento.
La mediumnidad, especialmente la física, se vio acusada de fraude en los primeros tiempos del espiritualismo. La competición llevó a algunos médiums a valerse de los artificios de la magia para producir efectos especiales. Muchos médiums que decían materializar espíritus fueron sorprendidos in fraganti impersonando ellos mismos a los espíritus, deambulando envueltos en gasa por los oscuros cuartos de las sesiones. Ver Materialización. El físico-químico británico William Crookes, que investigaba a los médiums, aseguraba que de los más de cien médiums que conocía, todos recurrían ocasionalmente a los trucos. Algunos de los médiums desenmascarados, como Eusapia Palladino, se quejaron de que las expectativas del público los habían obligado a hacer trampa. La mayoría de la mediumnidad espiritualista que se practica hoy en día es mental. Sin embargo, los fraudes no explican todos los fenómenos relacionados con la mediumnidad. Es posible, por ejemplo, que en la mediumnidad tenga lugar una auténtica psicokinesis, pero el que sea provocada por el médium mismo o por los espíritus es cuestión de controversia.
Algunas teorías han sostenido que la mediumnidad es una forma de desequilibrio mental, porque en la esquizofrenia ocurren fenómenos similares: estados alterados de conciencia, visiones, voces y la posesión temporal del enfermo por un ente o personalidad espiritual. Muchos médiums prominentes han sido entrevistados y observados por psiquiatras y psicólogos. Sin embargo, los médiums llevan una vida normal y aprenden a controlar sus estados de trance, mientras que los esquizofrénicos no tienen control sobre las voces, visiones y personas, las que los toman desprevenidos.
A partir de finales del siglo XIX, los investigadores de la psicología paranormal comenzaron a estudiar a los médiums en busca de pruebas de supervivencia después de la muerte. Y aunque con algunos médiums se obtuvieron resultados impresionantes, la investigación no ha arrojado resultados definitivos. El interés científico en los médiums disminuyó a partir de la segunda mitad del presente siglo, a medida que los investigadores desplazaban su interés hacia otras áreas.